jueves, 25 de enero de 2007

Ensayo de cómo se comienza un blog

Ya que tengo la oportunidad de decir lo que pienso -libertad soñada- voy a aprovecharla para retratarme con la finalidad de abrir discusión, y la sana idea de aprender a comparar criterios sin alterarse, las ideas de cada uno, excluyendo las posiciones fanáticas o guiadas por algún interés, como digamos una posición partidaria, porque el que se dedica a la política o está corrompido o, como sabemos, está rodeado de puras alimañas que buscan comprar su voto, por la buena o por la mala. Los empleados públicos son el mejor ejemplo del contubernio barato del gobierno cuando de obtener su voto se trata (dirá el imbécil cobarde burócrata: para que sigan comiendo mis hijos y mi mujer no me deje. Mi padre, mis cuñados, hermanos, amigos, conocidos, vecinos y uno que otro estúpido que aplica la sabiduría aquella de 'con el campeón, hasta que pierda'.

Pero decir lo que piensas te sitúa, aunque no quieras, en un bando político, de sólo dos bandos, expoliador o expoliado. Yo soy de los expoliados y no trato de disimularlo aunque nunca he sentido angustia por falta de alimento o nalga, rentada, ni tengo deudas (y no por suerte, eh), lo que me constituye en un dizque hombre libre, aunque limitado por mi sueldo (muy rendidor como soltero), puesto que no tengo obligaciones ni deudas. Otra grave limitación es mi poca escuela, a pesar de haber sido catedrático en matemáticas y física. "Tener" una mujer, era el mayor problema de mi vida. Por ser humano, tengo el derecho inalienable de decidir lo que hago, sobre todo aquello que me pudiera aplastar. Casarme implicaba mediar, o sea, convertirme en un servidor de ella y de los que la rodearan y rodearán y yo, como centro solar, permitir sin réplica tales gravitaciones permanentes (Yo cargo todo). La mayoría de los hombres esto lo entienden como natural, lo cual está bien en seres que tienen mucha energía y tal vez ciega capacidad física y/o intelectual, pero no a los que nos gusta la vida suave, sin prisas. La energía no se crea ni se destruye, pero tampoco se regala, no mamen.

Mi padre aguantó la vida chingonamente. Nunca tuvo contratiempos notables y si siempre le fue bien fue por suerte, no por su talento, que no le faltaba, pero que dejó de cultivar desde que se casó y literalmente se dedicó a "trabajar" (cobrar impuestos) y tener hijos. Yo soy el mayor de nueve. Le fue bien, dije, aún que siempre vivió pobre, casi como Francisco de Asís, y no estaba loco, nomás 'trabajaba' en dos empleos para poder solventar, razonablemente, los gastos de su ejército de hijos y de su gastalona mujer (en ropa y chácharas de sus hijos). En esa era romántica, tener dos empleos no era agotador ni suicidante ; ni siquiera vergonzozo, gracias a Marx que asustó un poco a las bestias y les dio por portarse nomás un poco mal pero no de al tiro, como ahora, que por un sueldo mínimo quieren que además de ¡once! horas de trabajo ¡vigilado! (¡Y de pie, para acabarla de chingar!) todavía le tienes que mamar la verga(dependiendo del grado de depravación del patrón) o dejar que se cojan a tu mujer o tus hijas o hijos. Y votar por FeCal, tú y tu familia, para enfrentar a la mugrosa plebe. Como si fueras empleado de Televisa o de algún medio difusivo. La izquierda tiene tremenda mayoría pero casi todos son pendejos y en eso mero debe haber pensado Solón, el que inventó la Democracia, sistema que sirve para que la derecha y la izquierda parezcan de semejante tamaño aunque la derecha sea dueña del sistema (la lana manda) y por tanto siempre gane ella, con disfraz o sin él, y cuando por desgracia puediera no hacerse la magia del chanchullo, echarles los soldados para que te quedes callado o te matan, como siempre ha sucedido desde que éramos changos, mientras la gente siga siendo manejable tal como las madrotas manejan a las putas ahora y siempre.